Recuperar el cariño. Momento 1. Criar

En los últimos años he ido desarrollando piezas en relación a las lecturas que realizo, construyendo una amalgama de obras atravesadas por palabras, ideas, reflexiones, autores e imaginarios prestados. Recuperar el cariño (2021) de Eduardo Grillo y Grimaldo Rengifo, cayó en mis manos gracias a una de esas relaciones que alimentan. La publicación es un compendio de artículos y entrevistas que profundizan en la necesidad de volver a entrar en contacto con lo natural, lo originario y lo ancestral, como una salida a la hegemonía que nos devora. Grillo y Rengifo exponen, en un formato académico, el modo en el que las comunidades andinas han sido capaces de deshacerse de las taras del capitalismo, escuchando con atención a la naturaleza, volviendo a las bases de su cultura.

La palabra cultura procede del latín cultus, que significa cultivar, criar. Para los pueblos alto amazónicos cultivar y criar también guardan una relación de sinonimia. De hecho, se habla de criar plantas, indicando no solo la idea de cultivo sino también la de protección, aliento, amparo. Esta crianza, no se refiere a un estado inaugural, sino a un compromiso con toda la existencia, en el que se cría y se es criado. Cuidar lo vivo es una manera de cuidarnos a nosotros mismos, de que la vida logre armonía y haya lugar para la esperanza.

Si “La modernidad es un proceso que se construye sobre la base de la destrucción de estos lazos de reciprocidad y familiaridad del humano con la naturaleza, porque se considera que están en la base del atraso de estos pueblos”[1] (Rengifo, 2021, p. 86), me pregunto qué aspectos de estas enseñanzas puedo aplicar al otro lado del océano, aquí, a mi alrededor. Llevamos tiempo hablando de relaciones de afecto, de las necesidades del cuidado, sin embargo, con frecuencia, tengo la sensación de que estos términos se usan, desgastan y pervierten para ocultar un networking que no es sino un viejo sistema con nueva piel, capitalizando los pocos espacios que nos quedan para la vida.

Si criar con esmero armoniza, permite la regeneración; si el cuidado ayuda a prosperar con ternura, empatía y consideración a una comunidad; si aprender es vivenciar…, entonces siento una urgencia. Venimos de tiempos convulsos, difíciles. Con Recuperar el cariño planteo un proyecto performático que pretende ser un laboratorio, un lugar de encuentro donde criar, proteger, compartir, entrar en contacto, conversar, escuchar. Y así ahondar en formas de socializar y estar entre plantas, animales de compañía, colectivos, parejas y amigos. Mediante cuatro acciones trato de abrir un espacio a la sensibilidad y a la percepción. Una propuesta que viaja de lo individual a lo colectivo, una invitación a hallar de forma conjunta una manera de estar en el mundo, con cariño, con respeto.

En el primer momento, sobre la pared blanca aparece una frase escrita con carboncillo: “Cada árbol es un ser viviente, por lo tanto tiene que tener una familia, alguien que le proteja”(Rengifo, 2021, p. 84). En el suelo están dispuestos: una jarra con agua; una maceta transparente vacía; una montaña de cortezas con dos flores, dos hojas y un tallo de orquídea muerta; una orquídea sin flores; y un bol lleno de cortezas, del cual salen las hojas de unas tijeras abiertas. Me sitúo justo delante del montón de cortezas y lentamente ingiero los restos de la planta muerta. A continuación, trasplanto la orquídea viva. Mastico cortezas, y sitúo la masa blanda resultante sobre la nueva maceta. También introduzco agua en mi boca, y la vierto sobre la planta, en una relación interespecie en la que tan importante es la transmisión como la asimilación y el cuidado


[1] Rengifo, G. (2021). RETORNO A LA NATURALEZA. Apuntes sobre cosmovisión amazónica de los Quechua-Lams. Recuperar el cariño, Ciudad de México, México: Palapa Editorial El Rebozo.

Recuperar el cariño. Momento 1. Criar. 2 de septiembre de 2022. Performance en Fantastik Lab. 50’.

Fotos: Manuel López.