Flujos

Tal y como expone Boris Groys en Bajo sospecha: una fenomenología de los medios (2000), en cualquier texto no se pueden controlar las fronteras entre el sentido y el sinsentido. Estas fronteras se diluyen, “surge una masa de signos que fluye en el espacio y en el tiempo, infinita, desestructurada, en movimiento continuo, que se escapa a todo control, descripción y comprensión conscientes”. Este infinito juego de los signos, con sus diferencias, simulacros y códigos, no sólo no puede ser abarcado ni comprendido, sino que tampoco puede vivenciarse como una unidad sublime. Los signos fluyen continua e infinitamente sin poder ser captados.

Trato de visibilizar este fluir de los signos a través de obras de distintas disciplinas: la instalación, el vídeo y la performance. En ellas compacto el lenguaje, lo manipulo, lo codifico, lo saturo, lo torno ilegible, para construir una barrera social, cultural y física.

En esta ocasión escojo dos vídeos en los que el fluir de la información digital se relaciona con un proceso natural o, por el contrario, con un proceso mecánico. De esta manera se pone en crisis la forma en que la información se genera. En cada uno, aparece una misma frase “Llueve cada día”, “Donde antes dije digo”, que se repite una y otra vez, solapándose de forma sucesiva, viajando del blanco al negro en un bucle infinito. Ambos films contienen sonidos que inciden en sus naturalezas y preocupaciones.

Si el lenguaje escrito debería otorgar comunicación, aquí se convierte en una cortina textual, como frontera inabarcable. Una cortina que fomenta la alteridad para destruir nuestra percepción del espacio de la pantalla y de lo literario.