Incoloro. Acto II. Lágrimas

En el segundo acto, con tres horas de duración, la persiana se presenta apenas 60cm levantada. Con ello creo un espacio de intimidad en la galería. Esta condición obliga al espectador a agacharse, incluso a sentarse en la acera, para observar lo que ocurre en el interior. Mi propósito es llenar un vaso de lágrimas para luego escribir con estas el nombre de un fantasma concebido por Jarman: Miratravés. “El fantasma, un tal señor Miratravés / viene a mí de algún pasado distante / en puntas de pie sobre los caballos del mar / y a la deriva por el largo corredor” (en Croma, 1994, p. 242). Para la puesta en escena me valgo del imaginario de The Angelic Conversation (1985), un film poético que crea imágenes homoeróticas para los sonetos de William Shakespeare. Un traje negro, una vela, un vaso, una caja de pañuelos y un mirar a través del dolor para hallar la emoción necesaria que permita emerger la expresión traslúcida del lamento.

La acción la afronto como una improvisación en la que no sé cuál va a ser el resultado. Si en un principio produzco lágrimas con cierta facilidad, el gesto anómalo de tratar que estas caigan dentro del vaso me saca continuamente de un estado de recogimiento, por ello busco constantemente un lugar donde esconderme, recorriendo las paredes para hallar ese lugar en mi interior. La angustia aparece, se traduce en grito y brota como llanto desconsolado, ya sin fuerzas, ni ganas, para que todas esas lágrimas derramadas caigan donde me propuse.

Cuando pasa el tiempo, me recompongo y trato de recuperar el ejercicio. En vano. Me he vaciado. Las pocas lágrimas que han caído en el interior del vaso se han secado, al igual que en mi rostro. No es posible invocar al señor Miratravés. Abandono.

Incoloro. Acto II. Lágrimas. 7 de mayo de 2021. Performance. The Blink Project, Valencia. 3h.

Fotos: Manuel López.