Damnificados por la fiesta

Inaugurada la muestra, empiezo a trabajar en la segunda acción. Revisando los resultados de La lista, los vigilantes contabilizan doce personas que no pueden entrar, de aquí en adelante, los afuereños. De entre todos los excluidos, solo seis facilitan su email para participar del evento que se promete. Revisando el listado, dos de ellos a lo largo de la noche logran incorporarse a la inauguración. El listado, por tanto, se reduce a cuatro personas. A estos últimos, les escribo un email con gran ironía, donde les invito en sucesivas ocasiones a una visita guiada con el propósito de generar un espacio de encuentro donde ofrecer una explicación así como indagar en sus apreciaciones y cavilaciones después de verse en una situación no deseada. Mi intención es crear una especie de grupo de apoyo, compuesto por desconocidos que exponen, como en una reunión de Alcohólicos Anónimos, sus sentimientos frente al agravio sufrido. Nadie se presenta.