La peana se impregna del contenido y del color de la instalación que hay justo enfrente, entre líneas, que incluye una proyección. Dos papeles caen, uno blanco, el otro negro, intervenidos con una misma frase. Una red nos invita a enredarnos en la dificultad que implica tratar de descifrarla. Y un espejo presenta un texto en plateado, aludiendo a su propia superficie, para mostrarnos una visión fragmentada de lo que refleja.
Entre líneas es una instalación donde un vídeo se proyecta sobre cinco elementos. En este vídeo, un texto aparece y desaparece con un efecto de lluvia, relacionando el fluir de la información digital con un proceso natural, poniendo en crisis la manera en que ésta se genera. Se repite una misma frase, llueve cada día, una y otra vez, solapándose sucesivamente. Después de cinco minutos se produce un exceso de texto superpuesto y la pantalla queda en blanco. Pocos segundos después, vuelve a aparecer la misma tipografía, esta vez en negro. El vídeo es un bucle infinito.
Los elementos sobre los que se proyecta son láminas de distintos materiales: plástico, papel vegetal, papel de calco negro y papel de calco amarillo. Objetos que se conectan con la transparencia o la transferencia. Estas láminas, de distintas medidas, están intervenidas con máquina de escribir. La tipografía, similar a la del vídeo, se estampan sin tinta, dejando su huella sobre la superficie de las hojas. Los textos se presentan al revés, sin signos de puntuación y sin espacios. Son relatos propios que hablan de desasosiego y trampa, rescatados para la ocasión y vueltos ininteligibles.
Sobre el papel de calco negro escribo con rotulador permanente, también negro, consiguiendo un efecto cobrizo. Sobre el papel vegetal más grande escribo con rotulador de tiza naranja (y se arruga). Bajo el papel vegetal más estrecho incorporo un papel blanco intervenido con rotulador naranja. En todos estos casos, escribo al revés la misma frase: Entre líneas. Ejercicio barroco que ofrece distintos niveles de lectura que compiten y se confunden. Se velan y se muestran con desconfianza.
Lo irreferenciable es un conjunto de piezas que nacen de la paradoja de escribir con un rotulador que sirve para subrayar el texto. Sobre papel kraft blanco escribo con subrayador de un color por un lado y de otro por el opuesto. El papel se extiende, se adapta a la superficie, se repliega, se acumula y se arruga, expandiéndose y contrayéndose en un juego formal que deja ver ambas caras.